No importa de dónde vengas, aquí todos se encuentran. Es el punto perfecto de muchos, y hay quienes dicen que favorito de los ladrones, pero aquí hay más que eso, y me refiero al mercado mayorista.
Esta mañana salí a conocer más de la gente, sí, de la que te vende mil cosas, esa que te llama casera y muchas veces no tomamos en cuenta. Hoy fui y me encontré con Josefina López García, una señora de edad avanzada con arruguitas marcadas y cabellitos blancos a medio pintar que se asoman en su cabellera. "La Machi" como la conocen, lleva siempre una sonrisa alegre y un mandilsito a cuadros.
Han
pasado ya 42 años desde que Josefina decidió salir a vender salchipapa y
salchipollo en sus inicios cuenta que se ubicaba en las Malvinas y cada plato
salía a cuarenta céntimos, “y se vendía bien señorita” acotó "La Machi". Hoy en día
cada plato cuesta un sol cincuenta y a diario saca algo de cincuenta soles.
La amable e incansable señora, inicia su día a las cuatro de la mañana, sale desde el Alto Trujillo a realizar
sus compras al mercado La Hermelinda, luego vuelve a su casa a preparar el
desayuno a su esposo y a las 11 de la mañana se dirige a una cochera aledaña al mercado Mayorista, de donde saca su carretilla y su botella de
bebidas, donde paga dos soles la noche por cada cosa que deja encargado. “Soy de las que más
tarde llega, todas están desde las ocho, nueve, pero yo tengo otras cosas que
hacer” comentó Josefina quien esta agradecida ya que asegura que desde el
gobierno de Acuña ella ha podido tener un espacio fijo en el mayorista y no le
sorprendería que con este alcalde la terminen sacando, a lo que pregunté, -Y si
pasará, ¿a dónde iría? -“Que voy a hacer ya, con 80 años… me iré a vender
desayunos cerca de mi casa”, lo más razonable pensé.
Caras
vemos, historias no sabemos, esta es uno de las miles de historias que el
mercado mayorista esconde.
Autor: Ana Lucía Vilca Horna
Autor: Ana Lucía Vilca Horna
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